Durante mi vida profesional como programador de aplicaciones móviles trabajé en varias empresas en España. También intenté una aventura empresarial que no salió especialmente bien, y como me apunté a listas de educación y me llamaron, acabé de profesor sustituto, dando clases una semana en un sitio, una semana descanso y un par de semanas en otro.
Siempre había tenido esa espinita clavada por no haber ido a trabajar al extranjero. Me encanta viajar y en la universidad desperdicié la experiencia del Erasmus. ¿Había llegado el momento? Parece ser que sí, era ahora o nunca (con “ahora” quiero decir el año 2018).
Leía un montón de páginas y foros de Internet con experiencias de quienes sí se habían atrevido, y no les había ido nada mal. Afortunadamente, la informática es una carrera con mucha demanda.
Una frase que leí un día me marcó: “Lo único que diferencia a alguien que se ha ido fuera de alguien que no, es que el primero ha hecho una mochila y comprado un billete de avión“. Si era tan fácil, ¿por qué no probar? Y así fue. Compré un billete a Dublín, que tenía entonces un vuelo directo con Santiago de Compostela y allá fui. Para hospedarme, reservé un hostel para las primeras semanas.
Un hostel no es el mejor sitio para vivir. Pero conoces gente y además, como uno quiere ir a vivir a otro sitio, pone más empeño en buscar trabajo.
Un hostel es como llaman fuera a lo que nosotros llamamos albergue, a un sitio donde duermes en una litera y compartes habitación con un montón de desconocidos que van cambiando cada noche. Pero era la opción más económica y, teniendo en cuenta que los precios de los alquileres de Dublín rivalizan con los de Londres, me pareció el mejor sitio para empezar.
¿Por qué Dublín? Bueno, allí hablaban inglés y cuenta con una gran aglomeración de empresas de tecnología como Microsoft o Facebook (ahora Meta). Mejorar el idioma era algo que me atraía, pero no caí en la cuenta de que quizás debería de haber buscado una ciudad un poco más barata para vivir. No se puede tener todo y yo entonces era un novato, y ser novato se paga. Quizás ahora, optaría por ciudades como Liverpool, Manchester o Birmingham, con alquileres más baratos. ¿De qué sirve cobrar un buen sueldo si una gran parte se dedica al alquiler? Una ciudad llena de informáticos con buenos sueldos hace que los precios de las viviendas estén por las nubes. Además, en Dublín los pisos no se alquilan como aquí. De hecho, es posible que encontrar un piso sea más difícil que encontrar un trabajo. Para alquilar uno hace falta tener referencias de “landlores” (caseros) previos y presentar una nómina. Y compites contra todos aquellos que, al igual que tú, han ido también a ver el piso. Los agentes inmobiliarios quedan con un grupo de gente interesada, ante la gran demanda y escasa vivienda, y además de querer alquilar un piso y ser capaz de pagarlo, hace falta que el casero decida que tú eres el mejor candidato como inquilino.
Lo bueno de Dublín (o Londres), por otra parte, es que ahí están los proyectos interesantes, las compañías que mejor pagan, las mejores reuniones de programadores, los mejores eventos en los que establecer contactos, etc.
Antes de viajar, dediqué unas semanas a preparar un buen portfolio con los proyectos que había creado para poder enseñar lo que era capaz de hacer en las entrevistas de trabajo. Lo traduje al inglés y le pedí a una amiga nativa que lo revisara para corregir algunos errores. Ella estaba haciendo también traducciones al español, por lo que hicimos un intercambio de corrección de textos.
También utilicé LinkedIn y contacté con muchos recruiters, que son profesionales especializados en situar talento dentro de las compañías a cambio de una comisión. Ellos tienen contacto con compañías y te consiguen ofertas de trabajo, aunque también es recomendable buscar por uno mismo a través de páginas webs como Monster.
Es recomendable informarse sobre la “cultura local” o las normas en cuanto al formato típico de currículum. Es muy recomendable informarse y ver ejemplos de los currículums del país destino. Por ejemplo, en algunos países, para evitar discriminaciones por raza y edad, no se deben enviar currículums con fotos ni con fecha de nacimiento, como es el caso de Inglaterra.
En muchos países también es conveniente adjuntar al currículum una carta de motivación o una carta de presentación en la que se explique el interés del candidato.
Yo he trabajado en Irlanda y en Inglaterra. A Irlanda me fui a “la aventura”, como estoy comentando, y a Inglaterra me fui con una oferta bajo el brazo. Si vamos a “la aventura”, es muy recomendable llegar al país destino y adquirir una tarjeta SIM para poder poner en el currículum un teléfono local. Un candidato que presente un CV con un número de teléfono español puede ser directamente rechazado.
Actualmente es completamente factible poder realizar entrevistas de trabajo telemáticas desde España e ir con una oferta bajo el brazo. Hay que tener en cuenta el salario en relación a la ciudad en la que se vive. Por ejemplo, en Londres se puede ganar mucho dinero, pero mucho dinero se irá en el precio del alquiler o del transporte. Lo mejor, si se quiere ahorrar, es buscar un sitio cerca de grandes ciudades con eventos interesantes, cuyo alquiler sea más asequible.
Ir con una oferta de trabajo simplifica todo el proceso de irse a vivir fuera. Sin una oferta uno entra en un círculo vicioso del que es algo complicado salir, aunque al final se sale. Básicamente consiste en ciertos elementos que están relacionados y que se necesita obtener uno para poder conseguir otro:
- Sin trabajo es muy difícil alquilar una vivienda.
- Sin vivienda ni trabajo no se puede obtener un número de seguridad social.
- Sin vivienda o trabajo no se puede abrir una cuenta bancaria. Algunos bancos exigen una factura remitida a una dirección, o una prueba de que uno vive en determinada dirección. Y lo peor de todo es que… ¡no les vale el contrato de alquiler! Yo conseguí la cuenta presentando una carta de mi empresa diciendo que vivo en la casa que había alquilado.
- Sin una cuenta bancaria no se pueden cobrar las nóminas del trabajo.
Al final, poniendo como vivienda el hostel, y con una carta de la empresa ofreciéndome trabajo, pude por fin obtener en Irlanda el número de la seguridad social que desbloqueó todo el proceso. Por otro lado, el chico que me alquiló un piso en Airbnb por dos semanas aceptó alquilarlo de forma indefinida, por lo que acabé viviendo en las afueras de Dublín en un bajo de una habitación, con cocina-salón, baño y terraza a razón de unos 1500€ al mes que era el precio del mercado. Le garanticé que no haría fiestas, y como era mi vecino y veía que tenía una vida normal, le pareció bien. Pero alquilar un piso en Dublín es una auténtica pesadilla.
En Inglaterra todo fue más fácil. A través de una agencia alquilé un piso de dos habitaciones en el centro de Stafford, una pequeña ciudad inglesa, a razón de unas 600 libras mensuales. A esto habría que añadirle la comisión de la agencia, la tasa de ayuntamiento (council tax) y el impuesto de televisión, que me lo ahorraba al no tener una.
Para optar a un trabajo hay que pasar las entrevistas que suelen consistir en:
- Una entrevista con el recruiter en la que te introduce la empresa.
- Una entrevista con los que van a ser tus compañeros de trabajo o jefes.
- Una prueba técnica que hay que resolver. A veces dan tiempo indefinido para hacerlo y es recomendable utilizar las mejores prácticas de programación y, en otras ocasiones, hay un tiempo limitado, por lo que hay que conseguir resultados cuanto antes.
- Una discusión final sobre las condiciones del empleo y sueldo.
En otros países como Irlanda o Inglaterra existen dos perfiles definidos: permanent (o trabajador indefinido, tras un periodo de prueba) y contractor (que aquí sería como autónomo). Los primeros tienen más derechos laborales, beneficios, etc. Los segundos cobran mucho más por día, pero tienen que pagar sus impuestos (normalmente a través de una “umbrella company”) y sus seguros. Además, estos últimos trabajan en proyectos de relativamente corta duración (de semanas a meses). Para puestos de más duración, las empresas suelen preferir a sus trabajadores que a los externos. Si eres un buen externo puedes llegar a cantidades de entre 500 y 700 libras diarias. Es bueno especializarse en una tecnología en concreto.
Las reuniones de programadores suelen darse en las grandes ciudades y son eventos en los que es interesante participar para conocer gente y ampliar el número de contactos profesionales. Hay una aplicación llamada MeetUp en la que por localización te avisa de los eventos que se llevan a cabo: charlas de programación, intercambio de idiomas, etc. Es muy útil si uno llega a un país sólo y quiere conocer gente que tenga aficiones afines.
Si se opta por ir a vivir a una gran ciudad, es recomendable no juntarse con españoles. Es bueno estar en los grupos de “Españoles en X ciudad”, pero si uno siempre está rodeado de españoles no mejorará su “English” o el idioma del propio país. Está claro que es mucho más fácil hacer amistad con gente que está en la misma situación, sólo en otro país y lejos de su familia y amigos, pero hay gente en esa situación cuyo idioma nativo no es el español. En la empresa básicamente se emplea un lenguaje técnico, por lo que mucho vocabulario no se utilizará a menos que se hable de otros temas que no tengan que ver con la informática.
Muchas veces, a la hora de aprender idiomas, conocemos la palabra que queremos decir, pero no llegamos a ella a tiempo. Por ejemplo, quiero decir “faro” en inglés y en el momento en el que estoy hablando no me acuerdo de que es “lighthouse”. Probablemente piense en ello y la próxima vez que necesite decir faro, encuentre esa palabra sin problemas. A medida que esto me pase unas cuantas veces, mi inglés se volverá más “fluent”.
El último motivo y el que me ha llevado a trabajar a otros países es la posibilidad de visitar sitios nuevos cada fin de semana. Es recomendable encontrar un lugar que tenga cerca un buen aeropuerto o unas buenas conexiones de tren, especialmente si el país al que vamos, no lo conocemos.
Es genial poder ir el fin de semana a la Caverna de Liverpool a escuchar a los imitadores de Los Beatles, o ir a un pub irlandés en Cork y escuchar música en directo. Cada fin de semana es una nueva aventura. Si lo combinamos con MeetUps podemos conocer gente local y pasar muy buenos momentos. Utilizar aplicaciones como Trainline, que ofrece precios de buses y trenes, se vuelve imprescindible para poder sacar el máximo partido a una estancia en otro país, aunque los lunes haya que volver a la oficina.
No cambiaría por nada mis experiencias en Irlanda e Inglaterra, y animo a todo el mundo a atreverse a ir fuera. Como ya dije, lo único que hay que hacer es una mochila y comprar un billete de avión. Bueno, y guardar 100€ para el vuelo de vuelta en el caso de que las cosas no vayan como esperamos. Londres o Dublín en avión están más cerca que Bilbao en coche, y lo peor que puede pasar es acabar donde el principio. ¡Así que no hay que tener miedo!